Vivimos en una sociedad que cada vez escribe menos. Escribimos menos sobre papel y también hemos cambiado la manera de escribir. El teléfono, a través del WhatsApp y los mensajes. Las redes sociales, como facebook, twitter y demás, nos obligan a ser concretos, casi esquemáticos. Estamos perdiendo la capacidad de expresar, poner por escrito lo que nos pasa, lo que pensamos y, por supuesto, lo que sentimos y anhelamos.
En mi consulta en Ciudad Real, cuando planteo a mis pacientes la posibilidad de escribir, observo que me ponen una cara un tanto rara, seguramente pensando, “esta mujer en que era vive”, o “¿lo dice en serio?”. La escritura es una técnica muy importante en la terapia que acompaña al proceso de duelo.
Se pueden escribir cartas a la persona querida, epitafios, poesías o cuentos en caso de duelo en niños. También es útil realizar una biografía con los recuerdos relacionados con el fallecido y el proceso de duelo. Esta escritura nos abre un mecanismo personal para ahondar en nuestros pensamientos y emociones.
Pero esta misma aplicación de la escritura resulta igualmente útil ante cualquier trastorno, malestar psicológico o situaciones de angustia y desesperanza. Redactar sobre nuestros pensamientos nos permite ventilar emociones, sentimientos y pensamientos. Esa intimidad personal es un modo idóneo para conseguirlo, ya que a veces, para muchas personas, no es fácil poner en voz alta su mundo interior, e incluso sus necesidades.
Cuando escribimos, en el proceso de pensar que queremos escribir y como recogerlo, vamos reconociendo emociones que, de otro modo, es posible que no pudiéramos llegar a entender en su sentido íntegro. Y al reconocer la emoción que rige en algún momento nuestras vidas, estamos en proceso de validarlas y superarlas, quitándonos la máscara que todos llevamos en la cotidianidad y de las que no somos del todo conscientes.
Pero, ¿cómo empezar a escribir? Empieza a apuntar …
Hazte con un cuaderno. Si terminas enganchado es mejor que sea grande para ir incluyendo cosas que forman parte de tu vida (fotos, cartas, recortes, etc)
Busca un momento del día en que puedas sentarte a escribir sin interrupciones (apaga móvil, televisión,… y avisa en casa de que vas a estar ocupado para evitar distracciones).
Oblígate a escribir, al principio diariamente. Siéntate al menos 15 minutos delante de la hoja, si no te sale mucho, no pasa nada. Estamos creando el hábito y la necesidad.
Escribe todo lo que se te ocurra de manera espontánea … Si te sale así seguro que es por algo. No releas, sobre todo si es para analizarte, criticarte, juzgarte. No eres García Márquez, estás sirviéndote de la escritura para sentirte mejor, para ayudarte, no importa como lo pongas y lo que pongas, lo importante eres tú y lo que sientes. Esto es solo para ti.
Como podéis ver la técnica es sencilla, las reglas son simples, el coste ínfimo, solo necesitas algo de tiempo, lápiz y papel y la fortaleza de enfrentarte a lo que vives y sientes. Tras poco tiempo comprobarás como tu mundo interior fluye y se vuelva sobre el papel, se ordena y, con frecuencia, se alivia de la carga que lleva dentro. Ánimo¡